La internacionalización de la economía colombiana, un fracaso
Debido a recientes cambios en la sociedad en general por la pandemia naciente a finales del año 2019, la economía mundial se ha visto obligada a reinventar – como muchas otras cosas – para poder seguir a flote. Economías solidas de potencias mundiales debilitadas a tal punto que la obligación ha sido tomar medidas, un tanto desesperadas, con tal de poder mantener su economía en óptimas condiciones. Tal es el caso de Estados Unidos, quien recientemente ordenó la impresión de más billetes para poder mitigar los efectos de la pandemia a su territorio. Pero dicha acción tiene efectos directos a la economía local como la de Colombia, quien, además de tener una deuda externa de miles de millones de dólares y la cual se podría renegociar con unas tasas de interés más baratas, así como lo dice Adam Smith: “A medida que la cantidad de caudal para ser prestado aumenta, ese interés, es decir, el precio que tiene que pagarse para su empleo disminuye necesariamente, no solo por las causas generales que hacen que el precio disminuya comúnmente a media que su cantidad aumenta, sino por otras que son especiales en este caso particular. A medida que aumentan los capitales de un país, disminuyen necesariamente los beneficios que pueden obtenerse empleándolos” y, adicionalmente, también dependen en su gran mayoría a las exportaciones que se cotizan en esa moneda, las cuales, con un precio más barato del dólar, se pueden vender más caras. Hoy en día, el dólar, ha ido en caída libre y según expertos, se mantendrá así durante este año 2021. Pero ¿Por qué una medida que se toma en otro país tiene distintas consecuencias en Colombia? Simple: por la globalización en que estamos inmersos y de la cual, Estados Unidos, es el país que lleva la bandera.
Para poder entender el efecto de la globalización en nuestro territorio, debemos saber con claridad qué condujo a cierto fenómeno mundial, puesto que antes no se veía, y esto nace con el cambio de modelo de producción que se remonta entre los siglos XIII y XV, en donde, se pasó de un modelo feudal a un modelo ‘innovador’, en dicha época, se amplió la producción mercantil simple que existía, es decir, la producción mercantil para el cambio, pero dicha producción se basaba en la propiedad privada de los medios de producción y trabajo personal. Entre los productores de mercancías se libraba una encarnizada lucha de competencias, que originaba la diferenciación en pobres y ricos en la ciudad y en el campo. Al ampliarse el mercado, los productores más o menos grandes pasaron a contratar más y más campesinos y artesanos arruinados. Así fueron plasmándose las relaciones capitalistas en las entrañas del feudalismo, abriéndole así las puertas a un modelo de producción que, con el pasar de los años, se implantaría en todo el mundo.
Sin embargo, la historia económica del continente latinoamericano estaría marcada por la implementación de las instituciones de la mita y la encomienda durante la era de la conquista, era un sistema socioeconómico español el cual consistía en el que los colonizadores explotaban el trabajo de los pueblos indígenas poniéndolos en deuda perpetua. Desde la vista del colonizador, los nativos les debían trabajo a cambio de ser salvados a través del cristianismo, aprender el idioma español y recibir protección de los enemigos. Estas dos figuras facultaban a los colonos la recaudación del impuesto para la corona y la obligación de evangelizar a los indígenas a cambio de la explotación de estas poblaciones para su propio beneficio. Así la historia económica de Colombia fue atada durante siglos al feudalismo.
Luego, al momento de declararse la independencia del imperio español y durante el siglo XIX, la Nueva Granada presentaba rasgos muy sólidos con el feudalismo a la española, cuya principal unidad fue la Hacienda. Como consecuencia de la mita y la encomienda, aparece un grupo social que acapara la tierra y otro condenado a trabajarla en beneficio del primero. Esta configuración de la tierra permanece después de la independencia, dando espacio para la aparición de un modelo capitalista en tierras colombianas. Aunque durante el siglo XIX primó la exportación de oro a de manera constante, el capitalismo colombiano habría de despegar a inicios del siglo XX con la llegada del café a los mercados internacionales. Aparecen fincas de pequeños propietarios que exportan sus granos y obtienen un ingreso monetario con el cual adquieren bienes de consumo. Así toma forma algo que se puede llamar mercado nacional.
Por otro lado, a pesar del auge de las exportaciones de café a distintos lugares del mundo, internamente se desató una guerra entre campesinos colonos y los señores terratenientes por los predios que recién se ocupaban. Aparecen los grupos armados ilegales – guerrillas y paramilitares – que a lo sumo son la representación de los actores anteriormente mencionados, los cuales, buscan dar solución a sus problemáticas, pero tal conflicto originaría un problema que invertiría a largo plazo las proporciones de la población rural y urbana en Colombia, siendo desde 1950 la mayor concentración en las ciudades debido al desplazamiento de las personas que quedaron en medio del conflicto. Los conflictos originados por el narcotráfico y la guerrilla contra paramilitares no harían más que acrecentar esta tendencia.
Por otra parte, a nivel mundial se venía dando un fenómeno que pretendía o pretende defender el sistema capitalista: El neoliberalismo. Este fue definido por primera vez en 1938, por el economista alemán Alexander Rüstow. Así, a través del liberalismo, dicho economista buscaba el hallazgo de una estrategia que permitiese encontrar nuevas vías entre el liberalismo y la planificación económica por parte del Estado. Si bien es cierto, Rüstow no fue el primero en mencionar la palabra. Es decir, fue el primero en definirla, pero el concepto ya había sido mencionado anteriormente por Max Adler en 1922 con relación a una crítica hacia Ludwig von Mises.
Entre los principios del neoliberalismo destacan partes del ideario liberal, es decir, existe una gran similitud entre las principales ideas del neoliberalismo y liberalismo:
- Libertad absoluta.
- Defensa de la propiedad privada.
- Predominio pleno del mercado.
- Individualismo.
- Libre mercado.
- Orden político.
- Peso mínimo del Estado
Valga la aclaración que el movimiento liberal rechaza la existencia de corrientes como el neoliberalismo, pues considera que no defiende nada que ya no esté defendiendo el propio liberalismo. Es por esto por lo que no existe una definición consensuada sobre lo que es neoliberalismo, pero se podría decir que es una corriente de pensamiento económico, político y social que se caracteriza por la implementación del sistema de precios libre, el emprendimiento, la libertad de asociación y contractual, así como un Estado fuerte e imparcial.
Pero no fue sino hasta la presidencia de Virgilio Barco en donde se fue preparando un terreno ‘fértil’ para la implementación de un modelo neoliberal en el país, hasta llegar al periodo presidencial de César Gaviria en donde se hablaría plenamente del tema y en donde se le daría lugar a una de las más profundas reformas del siglo XX en Colombia. La internacionalización de la economía colombiana fue la manera como se catalogó el cambio. Gaviria embarcó a Colombia en el modelo de apertura bajo un esquema gradual para eliminar las barreras al comercio internacional, pero para presionar la implementación que había sido planeada para cuatro años, algunos empresarios frenaron sus importaciones a la espera de que los aranceles llegaran a ceros, como respuesta, Gaviria aceleraría el proceso y el 27 de agosto de 1991 se abrieron todas las puertas que cerraban el comercio exterior, trayendo consigo, todo un proceso de globalización al país.
Sin embargo, la creciente tasa de desempleo es definitivamente el principal lunar del modelo en sus doce años de vigencia. A fin de 1990 se lo estimó en el 10.6% y a finales del 2001 casi se duplicó al alcanzar una tasa del 20.3%. En lo que se puede anotar un hit es en la lucha contra la inflación pues en 1990 ascendía a 32.3% y 11 años después a finales de 2001 registro un histórico 7.65%. Otra cosa será revisar el precio pagado por la sociedad colombiana. Las cifras anteriores inducen a pensar en una especie de relación inversa entre la tasa de desempleo y la de inflación, al estilo de una curva de Phillips – La curva de Phillips es un principio de la teoría económica que establece una relación inversa entre la inflación y el desempleo de un país. Se trata de uno de los tantos vínculos establecidos entre las perspectivas económica y monetaria de la economía – Adicionalmente, en relación con el comercio exterior se presentaron problemas como la revaluación de la moneda colombiana, pero definitivamente se les imprimió dinamismo a las transacciones internacionales.
Durante el pasar de los años, con la puesta en marcha de esta política publica se han visto sus defensores como detractores, pero ciertamente como anota Eduardo Sarmiento Palacio: “Las teorías clásicas que sirvieron para justificar la Apertura predicen que la liberación del comercio conduce a un equilibrio en la balanza de pagos. Así mismo, la Teoría del Banco Central Autónomo considera que las políticas restrictivas aseguran la estabilidad financiera y cambiaria sin alterar la actividad productiva y el empleo”. Pero Sarmiento argumenta también que ambos principios fueron controvertidos en los primeros 10 años – 1990 a 2000 – a lo largo y ancho de Latinoamérica y su incumplimiento dejó sin base el modelo único. En consecuencia, el denominador común durante este tiempo, desde la implementación hasta la actualidad ha sido:
a) El deterioro de la distribución del ingreso.
b) El aumento de la pobreza, y
c) El agravamiento del desempleo.
Dichas políticas publicas adoptadas y aplicadas, fueron audaces, si, pero si se tiene en cuenta que fue el inicio de una revolución económica y social, sin embargo, solo fue pensada desde arriba. No se tuvo en cuenta la situación real del resto de colombianos, de los cuales, una gran parte están sumidos en la pobreza.
A juicio de Jorge Child “el neoliberalismo ha hecho una relectura del liberalismo clásico sin tener en cuenta la estructura monopólica e internacional del capitalismo de nuestro tiempo”. Lo anterior explica, qué “el neoliberalismo no es más que la implementación de viejas estrategias económicas a las nuevas condiciones del desarrollo sin tener en cuenta sus avances en materia de industrialización y nos presentan este modelo como ‘alternativo’, donde la equidad y la justicia social interactúan en función del trabajador, pero para que sea más productivo, más efectivo, con la menor inversión posible de capital.”
De hecho, la concepción errónea de que liberalización es sinónimo de democratización ha quedado desvirtuada en el hecho de que existen países en los cuales se han implementado las nuevas medidas económicas bajo regímenes dictatoriales, como se ha visto con el caso del país de chile. Y la democratización de la economía, ha significado oportunidad para quienes manejan los grandes capitales y pobreza para quienes carecen de recursos económicos para la sobrevivencia o no tiene empleos estables.
En definitiva, podemos afirmar, que, debido a las políticas públicas adoptas en el país, muchos sectores de la economía, que a pesar de las medias, no se han podido robustecer, un caso en concreto es el sector de la agricultura, que debido a la abundante oferta de productos importados, se han obligado – más por necesidad – a vender a un precio igual o menor que el costo, o como pasa en los Montes de María en la época de cosecha del maíz, donde prefieren dejar que el producto se dañe y no cosecharlo, porque les sale más caro pagar mano de obra para la cosecha que venderlos en distintas plazas.
Sumado a esto, los índices de violencia siguen manteniendo su tendencia al alza. Diariamente asesinan líderes sociales, excombatientes de las guerrillas o personas del común que exigían las tierras que alguna vez les fueron arrebatadas por parte de la guerrilla y/o paramilitares, pero lo único que encuentran es la muerte. “Son 73 el número de víctimas de masacres, asesinatos de líderes sociales y excombatientes de las Farc en Colombia en lo que va corrido del año. Según el Observatorio de Conflictos, Paz y Derechos Humanos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), 42 personas perdieron la vida en las 12 masacres que han ocurrido en el país; además, han sido asesinados 22 defensores de derechos humanos y 9 exguerrilleros.”
Adicionalmente, el desempleo en Colombia ha ido creciendo a una velocidad avanzada, dejando así a millones de ‘desocupados’ en el país que prefieren inclinarse por el camino de la informalidad para tratar de sobrevivir. “La tasa de desempleo en Colombia se ubicó en 15,9% en 2020, lo que significa un aumento de 5,4 puntos porcentuales más frente al 10,5 % de 2019, informó este viernes el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Por su parte, este indicador para las 13 principales ciudades del país fue de 18,2%.”
Vemos también las cifras de familias pobres suben también año tras año, creando así el escenario perfecto para vivir en un ambiente violento, sumándole la novedad que tuvo el mundo con la pandemia del coronavirus, la cual acrecentó más la problemática. Según Jairo Núñez, investigador de Fedesarrollo, anotó que la proyección de los índices de pobreza incrementarían drásticamente por la enfermedad en un artículo publicado en la revista semana en julio del 2020: “Antes de la crisis del coronavirus teníamos una pobreza del 26,9% de la población, pero la pandemia va a incrementar el indicador debido a su impacto en los ingresos y el empleo (…) De acuerdo con el estudio realizado por el investigador de Fedesarrollo, el efecto de la pandemia elevará la pobreza en Colombia al 42,7% de la población en 2020, pero las ayudas sociales que ha entregado el Gobierno como Familias en Acción o el Ingreso Solidario, hacen que el indicador se reduzca al 38%.” La duda que surge ante dicha afirmación es ¿Verdaderamente los auxilios que ha dado el gobierno han sido lo suficiente para poder vivir dignamente en Colombia? Teniendo en cuenta la cifra que determina si es pobre o no, se podría afirmar que sí, ya que “Según los estándares internacionales, y teniendo en cuenta que la composición de los hogares promedio en Colombia es de 3,6 personas, un colombiano es pobre cuando tiene ingresos inferiores a los $272.000 mensuales. En términos de hogares, un hogar es pobre cuando hay más de tres personas en él y los ingresos mensuales de todos son inferiores a los $980.000.”, pero la realidad es otra y los ejemplos son incontables. Es ahí donde se evidencia una no armonía entre quienes administran el país y quienes lo viven de verdad, porque las medidas adoptadas, en su gran mayoría, han beneficiado solo a unos pocos, dejando al resto a la espera de una mejor calidad de vida.
Es válido entonces afirmar que la entrada del modelo neoliberal al territorio trajo consigo una globalización para la cual no se estaba preparado, pero que, por pedido de los más grandes empresarios, fue traída bajo la premisa de ser la solución. Una economía débil como la colombiana, no tiene el musculo para hacerle frente y poder competir con la oferta de productos internacionales que entran diariamente al país.