Mi Blog

¡Hola! Este es mi blog, un espacio donde comparto artículos sobre noticias y eventos que marcan el pulso de nuestro entorno, ya sea a nivel nacional o en nuestra región. Aquí encontrarás reflexiones, análisis y perspectivas sobre temas de actualidad que nos afectan y nos interesan a todos. Espero que disfrutes la lectura y encuentres aquí un lugar para informarte y reflexionar.

Imagen del Artículo 1

En Sabanalarga la culpa es de la vaca

El problema de Sabanalarga no son solo los estaderos o comercio alrededor de la plaza central, es también la falta de planeación y organización. Achacarle las culpas a uno u otro sector por ligerezas y falta de análisis es una irresponsabilidad.

Si nos vamos a las cifras, el municipio en el mes de marzo del presente año, reporta que se recaudaron unos $9.578.633.489, de los cuales el 42,86% corresponde a el pago del impuesto de industria y comercio. Para darle mayor claridad sobre quienes pagan este impuesto, vale la pena anotar que de acuerdo con el artículo 32 de la Ley 14 de 1983 son sujetos pasivos del impuesto de industria y comercio todas las personas naturales, jurídicas y las sociedades de hecho que ejerzan actividades industriales, comerciales o de servicio en los municipios. Esos nueve mil quinientos millones y más, son catalogados como ingresos corrientes de libre destinación, según el parágrafo 1 del articulo 3 de la ley 617 del 2.000 “(…) se entiende por ingresos corrientes de libre destinación los ingresos corrientes excluidas las rentas de destinación específica, entendiendo por estas las destinadas por ley o acto administrativo a un fin determinado.”
La duda que surge ahora es: ¿Qué se hace con esos ingresos de libre destinación? Según el mismo artículo de la ley 617 “Los gastos de funcionamiento de las entidades territoriales deben financiarse con sus ingresos corrientes de libre destinación, de tal manera que estos sean suficientes para atender sus obligaciones corrientes, provisionar el pasivo prestacional y pensional; y financiar, al menos parcialmente, la inversión pública autónoma de las mismas.” Es decir, con estos ingresos se paga la nómina, gastos generales y se hacen algunas transferencias para el funcionamiento de algunas otras entidades, como por ejemplo el concejo municipal y la personería; y lo que resta, la ley dice que se puede “(…) financiar, al menos parcialmente, la inversión pública autónoma de las mismas.” En algunos casos se puede hablar que estos rubros se pueden destinar a financiar proyectos que apoyen al sector cultural y al deporte, por ejemplo.
Sabiendo la importancia que genera el comercio en el municipio ¿Es necesario atacarlo y culpabilizarlo de toda la ola de inseguridad que vive Sabanalarga? ¿No sería mejor recomponer el camino y distribuir mejor sus ubicaciones? Últimamente he leído que en el centro no se puede andar y sí, es cierto, pero no por culpa de las discotecas cercanas o los almacenes que están cerca.
¿Qué han venido haciendo las administraciones para organizar a todo el comercio en Sabanalarga? ¿Quién da los permisos del uso del suelo? ¿O es que acaso el que tenga el capital abre una discoteca al lado de la alcaldía y no pasa nada? ¿Nadie ha pensado que en la vía Clemente Salazar, camino a la villa, por ejemplo, hay un grave problema por la ubicación de una clínica y colegio frente a un estadero y discotecas? ¿Y el Plan Básico de Ordenamiento Territorial – PBOT?
Durante años he escuchado que se hace necesario darle uso al mercado, pero se han quedado en propuestas no cumplidas por candidatos que no ven más allá de un cúmulo de votos para su posible elección. De igual forma, se habla del abandono en el que están los corregimientos, ya que teniendo un potencial turístico en toda la región que ningún otro municipio tiene, hacen nada o no invierten lo necesario.
Un municipio que recién subió a categoría quinta por su gestión financiera y porque la cantidad de habitantes supera los 100.000 ¿No merece ser pensada como una ciudad en proyección? Hace meses en un video concluí diciendo que, al parecer, los alcaldes transmiten su deseo de ser recordados por la comunidad en la modificación o remodelación que hacen a la plaza. Entre más vistosa e impactante, más recordados serán.
El municipio seguirá creciendo, así como sus finanzas, pero por lo visto dicho crecimiento no está siguiendo una planeación efectiva ni eficaz. Sabanalarga, su presente y proyección, demanda que sea mirada desde una perspectiva en donde se piense en una ciudad potencia del departamento. Quizás ya lo es, sin embargo quienes han administrado se han quedado con la mirada en el pueblo, un simple pueblo.

Imagen del Artículo 2

A mis amigos y amigas de la juventud acumulada

Antes de entrar en materia, quisiera hacer un par de claridades:

Juventud acumulada dícese de las personas que están en un rango de edad superior a los 60 años. De igual modo, podríamos hablar de adolescencia acumulada, donde sus integrantes estarían entre los 50 a 59 años. Esta definición la escuché a un amigo quien a bien se refería a la experiencia y sabiduría acumulada con el pasar de los años que pueden aportar las personas mayores – algunas de la tercera edad-, pero ligándolo a un espíritu joven y proactivo, porque de nada valdría entonces plantear ideas sin poder echar a andar procesos que puedan ejecutar dichas ideas. Algunas personas de este rango etario han estado inmersas durante décadas dentro de los procesos políticos como líderes históricos con cargos plenipotenciarios que no han dado cabida a que otras personas puedan también liderar.

En el mismo sentido, en el desarrollo del presente texto, se harán afirmaciones, las cuales no incluyen a la totalidad de las personas enmarcadas en los rangos etarios anteriormente descritos, sino que habla de casos puntuales y que en gran mayoría suceden en dichos rangos de edad.

Dadas las anteriores claridades, entremos en materia.

Para el año 2021, finalizando abril de ese año puntualmente, como todos recordarán, hubo un estallido social a nivel nacional. Las inconformidades acumuladas de años y años, sumándole las consecuencias que nos dejó la pandemia que, para esos momentos, estaba entrando en su ocaso, acrecentó las inconformidades y luego de una puesta en marcha de una reforma tributaria que no tenía en cuenta realmente las necesidades económicas del país, muchos jóvenes decidimos dar la cara y exponernos en muchos espacios para exigir un país más justo.

Esta exposición y la participación más activa y beligerante de la juventud, dio como resultado al pasar de los meses que, muchos de los que estábamos dentro de un movimiento juvenil, consideráramos aspirar a un cargo de elección popular donde pudiéramos llevar esas ideas innovadoras. Este suceso lo veo como un cambio de fórmula para hacer la política. Hubo una muestra de una generación nueva que se mantenía a la sombra, pero que sí le interesaba el país.

El estallido social estuvo dado por un variopinto de pensamientos con algo en común: mejorar el país. Esto se traduce en que las calles estuvieron llenas con una sola idea, sin importar si fuera o no de izquierda o de derecha. Inclusive pude ver casos en donde jóvenes decían no interesarle militar en un partido o hacer campaña, solo les interesaba mostrar su inconformismo con la manera en que se había administrado el país hasta ese momento. La acción de mostrar y plantear los inconformismos da la razón a Aristóteles cuando afirma que “el hombre es por naturaleza un animal político… Sólo el hombre entre los animales posee la palabra; la voz, por su parte, únicamente sirve para significar placer y dolor, motivo por el cual pertenece a los demás animales por igual... mientras que la palabra sirve para expresar lo conveniente y lo nocivo y, por lo mismo, también lo justo y lo injusto; (…)”

Al momento de aterrizar los planteamientos teóricos en la “praxis política” quienes decidimos seguir por ese camino, nos hemos encontrado con obstáculos que, a mi parecer, son completamente accesorios a la necesidad de algunos amigos y amigas de la juventud acumulada, por querer protagonizar papeles <>, olvidándose por completo de la idea de seguir construyendo un proyecto político más sólido e ignorando por completo la necesidad natural del relevo generacional. Luego de pasar de las calles a los pasillos de las instituciones en donde se administra el país, posterior a un cambio de fórmula para hacer las cosas, para hacer la política concretamente, se nos ha olvidado que la política se considera el arte de lo posible. El político debe ser una mezcla de conocimiento teórico y pragmatismo. Debe ser capaz de transferir sus creencias y proyectos a la realidad, sin perderse en lucubraciones abstractas ni lanzarse impulsivamente en aventuras irrealizables. Así como manejar una coherencia entre los pensamientos y su actuar, entre el verbo y el hecho.

Adicionalmente, en los espacios de participación que se han venido dando luego de lo anteriormente expresado, a la juventud aún se le sigue marginando por no tener experiencia ni voz de poder. Es como la paradoja de qué fue primero, si el huevo o la gallina. ¿Cómo se adquiere experiencia si no se le brindan los espacios para que expongas ideas y debatan? Cito a un compañero que conocí en medio de la campaña del 2022, a quién le vi y veo cualidades excepcionales para sobresalir, su conocimiento sobre los asuntos políticos es increíble y su talento para dibujar está a otro nivel: “Eber, me voy porque aquí no hay garantías”.

¿Cómo se puede pensar en un proyecto a largo plazo si las personas llamadas a dar el espaldarazo al relevo generacional solo están pendientes a su romántico pasado político? La incursión de esta nueva generación de jóvenes políticos ha venido pidiendo coherencia entre quienes han liderado procesos de antaño. Cuando afirmo que los jóvenes cambiamos la forma de hacer las cosas, me refiero a la invitación que en su momento Einstein hizo a hacer un cambio en las formas de hacer las cosas para obtener nuevos resultados: “La locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”, con el estallido social se incluyeron varios factores distintos que han dado como resultados la obtención de cargos de elección popular, resultados electorales que no se habían visto hacía décadas en algunos municipios o departamentos. En definitiva, quisiera aprovechar para dejar un par de reflexiones: ¿Cómo se le pueden brindar garantías a las personas interesadas en construir dentro de los procesos alternativos si no se le brinda la confianza y los espacios necesarios para ello? ¿Por qué se le condiciona a las nuevas voces dependiendo de su pasado político? Porque si no han estado en lo más radical de la izquierda, no es bueno ni que se asomen. En el mismo sentido, es válido exigir experiencia dentro del proceso, pero ¿Quiénes no la tienen como la adquieren? No creo que sea sano en dejar liderar a personas no abiertas a construir, parece una afirmación obvia, pero por ser obvia, era necesario manifestarla, a ver si re-pensamos quienes nos lideran.

Este punto de la historia nos demanda fortalecer lo que se logró conseguir y construir desde los procesos anteriores; ampliar nuestro espectro a nuevas posibilidades, renovar con ideas y caras nuevas que nos puedan garantizar un crecimiento sostenido y seguro, de igual forma darle mayor participación a las y los jóvenes que han venido haciendo escuela dentro de las filas de los proyectos populares y que han aterrizado concretamente en lo político; reducir en sus mínimas proporciones la mezquindad y egoísmos políticos que algunos copartidarios practican con el fin de buscar un protagonismo romántico lo cual no llevará a nada real, porque la historia nos puede servir como referente para no repetir los errores y a partir de ellos, empezar a cambiar las fórmulas para la obtención de resultados positivos con respecto a las metas que se han propuesto, pero no puede ser el argumento para decir que por derecho adquirido, de manera histórica, son los lideres o lideresas del proceso, sabiendo que su manejo no ha sido el óptimo y por el contrario no se ha logrado avanzar en nada.

A los amigos y amigas de la juventud acumulada, no sean tan cerrados a la idea de que ustedes son los únicos que pueden liderar y proponer, hay una larga fila de personas que han hecho carrera – o escuela – para estar al frente de estos procesos, que han venido proponiendo mejorar los espacios y que sus voces han sido opacadas por críticas sin fundamento y espantados por debates insustanciales que a la final no han llevado sino a reuniones largas donde no se llega a cosas concretas, solo ideas sueltas que a la final, son los y las jóvenes quienes terminan haciendo, lo que conlleva a un círculo vicioso acompañado de la pregunta: ¿Por qué ellos -los y las jóvenes- y no yo? Las cadenas de WhatsApp no han llevado a nada, las acciones si nos llevarán muy lejos.

Aclaro, nuevamente, que son casos muy específicos y, que quizá, al lector le parezca familiar lo descrito.

Imagen del Artículo 3

Pelea por la libertad de (des)informar

Según la constitución política, el artículo 20 dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.”

Cuando se afirma en dicho artículo << Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, (…)>> se interpreta que cada persona, colombiano/a puede decir lo que se le ocurra, por muy loco que se lea o escuche, lo que piense acerca de algún tema en específico. Así como también la libertad de << (…) informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social.>> Al estar en una posición donde se cuenta con los medios para comunicar y llevar información al pueblo, se debe tener, entonces, una responsabilidad social, el contenido de lo que se informa debería ser a su vez responsable con las líneas que reposan en nuestra constitución, porque, al parecer, eso de “recibir información veraz e imparcial” no se está cumpliendo a cabalidad por algunos medios.

Actualmente, debido a la masificación y diversidad de los canales de información, se permite que haya confusión. Asumo a título personal. Porque se ven medios de comunicación impartiendo verdades absolutas camufladas en opiniones personales o posiciones con respecto a afinidades políticas y económicas. ¿Qué tan confiable puede ser la información emitida si, a leguas, se nota lo tendenciosa, sesgada y con falta de rigurosidad? E inclusive, para colmo de males, racista.

Un ejemplo: Cada dos años el gobierno de turno y las organizaciones sindicales acuerdan el aumento salarial para los empleados públicos, algo completamente ‘normal’ en el país. Veamos cómo tituló la revista Semana para el aumento del año 2021: “Gobierno expidió decretos para el incremento salarial de servidores públicos: este fue el porcentaje del aumento” Además agrega: “ ‘El gobierno del presidente Duque negocia y habla con todos los representantes de los trabajadores. Hoy expedimos 27 decretos en beneficio de los servidores públicos del país y este Gobierno terminará cumpliendo hasta donde nos sea posible, lo que se acordó en la negociación. Una negociación que conlleva beneficiar a más de un 1,2 millones de servidores públicos. Esto significa lograr un acuerdo con todas las centrales del país. Cerca de 1.200 puntos se discutieron en 40 días de negociación. Cada dos años se realizan estos acuerdos, pero dadas las circunstancias del país, este acuerdo es de importancia para todos nosotros ’, expresó el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, en la firma de los decretos.”





¿Cómo cubrió el mismo tema, la misma revista para este año 2023, con un gobierno distinto?: “Aumentaron el sueldo a la vicepresidente Francia Márquez; revelan la cifra de su jugoso ingreso mensual” Y agrega: “Este aumento se da tras el acuerdo al que llegó el Gobierno nacional con los sindicatos del sector público, para hacer un reajuste salarial del 14,62 % para este año a los empleados públicos del Ejecutivo, superando el 7,26 % de 2022. El beneficio cobija a 1,3 millones de personas. Una de las beneficiadas con esta noticia es la vicepresidenta Francia Márquez, quien pasa de devengar 28,4 millones de pesos a $32′561.343 mensuales, de los cuales $8′921.814 son de asignación básica, $15′824.807 de gastos de representación y $7′814.722 de prima de dirección.”





Es válido aclarar que en el país hay más de 1,3 millones de servidores públicos a los cuales, el aumento pactado, les beneficia, pero, según el medio, la mayor beneficiada es la actual vicepresidenta.

Otro medio también 'destacó' el aumento salarial de la vicepresidenta inicialmente, aunque por las distintas críticas que generó decidieron hacerle un ajuste al título, pero el link de acceso sigue siendo el primero que usaron para emitir el informe:



Los medios de comunicación son vitales para la democracia de cualquier país, gracias a ella y a investigaciones responsables, se han destapado grandes ollas de corrupción tanto en el país como en otro países. Pero ¿Cómo ha sido la Revista Semana con los últimos dos gobiernos?:



La ciudadanía en general ha salido a decirle a los grandes medios que tengan mayor responsabilidad con la información que se emite. Como ciudadanos tenemos el derecho a exigir una mejor calidad de la información, así como derecho a criticar a los medios y su forma de ejercer. Rechazar los actos violentos en contra de periodistas es algo fundamental.

Entonces ¿Qué papel está cumpliendo la prensa en estos momentos? ¿Quién les ha dicho a los medios de comunicación que los van a limitar o restringir? ¿Acaso la ciudadanía debe ser manipulada y quedarse callada ante semejante atrocidad?

El 'modus operandi' es repetir calumnias e injurias sin que las personas, que no poseen los medios para hacerlo, no se puedan defender. No se puede permitir que emitan opiniones bajo el manto de una información, usando un lenguaje descriptivo para camuflar posiciones económicas y políticas, y así, manipular a su favor al pueblo.

Medios de comunicación bajo el mando de grandes poderes económicos son el ‘brazo de guerra’ en contra de un gobierno que ha propuesto restarle el poder a ellos y hacer valer los derechos a los/as colombianos/as en general, cambios significativos e importantes en el quehacer del estado y reformar temas importantes que históricamente habían sido manejados por políticos tradicionales -corruptos- al servicio de los más poderosos. Con razón hoy pelean el derecho a seguir desinformando y desangrando al país.

Imagen del Artículo 4

De nuevo

Cerré los ojos y al abrirlos, ya no estaban. Todo había cambiado.
Nada era como yo lo recordaba.
En esos momentos de penumbra, tuve que irme lejos, pero con la esperanza de encontrar todo como lo había dejado. Pero no, todo era distinto.
Siempre pensé en el brillo natural de los atardeceres, en el ensordecedor canto de los canarios, en el aroma a tierra seca cuando caminaba sobre ella, en los boleros que a lo lejos se escuchaban en una vieja radio en la carpintería de la cuadra, en la sombra de los palos de mangos sembrados en todas las terrazas del barrio y su revitalizante brisa, algo ligeramente suave, pero lo suficiente para refrescar.
Ya no podíamos hacer lo que siempre hacíamos, todos, al igual que yo, la necesidad de estudiar nos había llevado a una ciudad con ambiente parecido, pero de costumbres distintas. Era otro mundo.
Al regresar al mío, a mi pequeño y cómodo mundo, todo era distinto.
Quienes se quedaron fueron convencidos por la falsa idea de desarrollo. No sabiendo que lo que hacían era usurpar lo que nuestros ancestros nos dejaron.
¿Dónde quedó todo? Me pregunto.
Los cuentos de los más viejos, las costumbres heredadas de nuestra cultura hoy son, lastimosamente, un nuevo nombre rimbombante y difícil de pronunciar. Nuestro día a día fue suplantado por palabras adoptadas de un idioma lejano.
Al abrir mis ojos, me doy cuenta de que la totuma para tomar agua o sopa, la porcelana o ponchera, fue reemplazada por un ‘bowl’; la combinación de ropa para salir, lo que le llamábamos ‘la pinta’, ahora es el ‘outfit’; el sentimiento de incomodidad ante cualquier situación extraña, eso que decíamos que ‘nos daba cosa’, ahora es ‘cringe’; ya no podemos hablar con nuestro acento, ahora debemos matizarlo y camuflarlo con el acento de otras partes, porque el nuestro está mal y es muy ordinario; al ir a cualquier lado me miran raro por mi sombrero y mis sandalias, ahora no soy del campo, soy agropecuario. En forma despectiva.
Al abrir mis ojos, todos en el barrio habíamos crecido e incluso el mismo barrio, pero lo nuestro, con que habíamos vivido, hoy, se lo quieren llevar.
De nuevo…

Imagen del Artículo 5

¿Es normal sentir tanto calor?

¿Qué es ser costeño?
La costumbre colombiana nos describe como seres alegres, fiesteros, des-complicados, habladores con acelerador incluido, simplificados al hablar, porque ajá; unos dicen que solos echados pa’ adelante, muy trabajadores; pero otros dicen que la simplicidad al hablar la llevábamos a tal extremo que la convertimos en simple flojera. Y la hamaca debajo de la sombra de un palo de mango, se ha vuelto símbolo para algunos.
Otros dicen que gastamos mucho tiempo quejándonos del calor.

En esa búsqueda incansable por saber quiénes somos, en la costa, sus habitantes, han aportado ‘su grano de arena’ en la construcción de costumbres y saberes; en la constante evolución de un idioma aprendido a las malas hace mucho tiempo, porque nos dejaron el << vihao >> con H, y lo convertimos en << vijao >> para envolver los pasteles y hayacas. Simplicidad al hablar.

Hemos tratado, en lo posible, de sacar el mejor provecho a la tierra donde vivimos, aunque a veces, la cosa se pone fea. Tenemos ríos, diques, lagunas, embalses, lagos represas y un sin número de cuerpos de agua, pero, aun así, comunidades que no tienen agua para vivir.

Algún día leí que el mediodía es la hora sin sombra y donde el sol está más cerca de nosotros, formando con su esplendor y nuestro cuerpo una especie de ángulo perfecto donde no hay oscuridad, sino más calor.

Hace pocos meses vi que llovía mucho, la gente preocupada porque el agua la tenía encima, y decían los entendidos en la materia, que ese fenómeno dudaría meses y meses, haciendo que la preocupación, así como el agua en sus pies, aumentara.

La costa es calor y sabor, dicen por ahí, como si dentro de esa frase no se identificara ninguna anomalía o los cambios tan bruscos que se están viendo. Claro, hace calor. Y creería que gracias a ese calor y sol brillante, somos más comunicativos, así sea para expresar la inconformidad por el exceso de sudor en nuestra frente por la caminada a la tienda.

O porque simplemente, las altas temperaturas que vivimos y los cambios a días de eterna lluvia, son el resultado de no tomar en serio un problema que no es solo de otros países gigantes, como nos lo han hecho ver, sino que también hemos contribuido en no prestar atención a los cambios en el clima y que hoy nos tienen días inciertos, no sabes si lloverá o hará calor, o peor aún, dicen expertos que nosotros mismos seremos nuestro propio fin.

Entonces ¿Es normal sentir tanto calor?

Imagen del Artículo 6

Sobran nombres, pero faltan ideas

Un año nuevo, un año de nuevas metas, o si aún no cumplimos las trazadas anteriormente, un año para intentar cumplirlas. Otro año más en nuestras vidas para aprovecharlo en lo que creamos, nos conviene.

Estos días de inicio de año uno los puede llegar a percibir más largos, de niño, recuerdo que en enero salíamos a jugar futbol en la calle desde las tres de la tarde hasta que el sol se ocultaba.
Estos son los días en donde nos ponemos a trazar, como dije al principio, nuestras metas. La calma de estos días nos lo permite. La percepción de “soledad” en las calles nos hace tener más clara y concentrada la mente, aunque creería que solo sucede hasta la segunda semana del mes, después de ahí, ya empieza la otra fiesta: El carnaval.
En esta ocasión, en este año que arranca, los primeros días de ‘calma’ también traen consigo en el ambiente el famoso “sonajero político”, el cual va lanzando nombres de posibles aspirantes a distintos cargos de elección popular debido a que este 2023 elegimos gobernadores, alcaldes, diputados y concejales en gran parte del territorio colombiano. Así como en el 2022, este 2023 viene re-cargado de política – y fiesta –, pero a diferencia del debate anterior, este que se avecina tiene particularidades muy específicas, dadas en gran mayoría, por las viejas mañas que nos han dejado décadas de corrupción en el país.

Una de las grandes moralejas que dejó el año político pasado fue el desahogo de la comunidad contra los políticos de siempre y toda su manera de actuar, además de las actitudes de candidatos déspotas quienes creyeron que por su pasado político podían entrar a un debate sin ningún tipo de conocimiento de la realidad del país y así, para mí, faltándole el respeto a la ciudadanía que esperaba mucho más. Claro, son casos muy puntuales que por la descripción se puede hacer la imagen de los ‘susodichos’. Si bien, para la actualidad, aún sigue ese descontento en gran parte de la sociedad ¿si alcanzará para lograr colocar caras nuevas que defiendan ideas y no casas políticas? Debido a la dinámica que se vio en las elecciones a congreso del 2022, en donde triunfó o triunfaron candidatos y candidatas que mostraron cierta independencia de las figuras políticas tradicionales, hoy hay muchos en ese sonajero que hablan de no llevar ninguna bandera de partidos políticos, a pesar de que en el pasado han estado respaldando partidos políticos y políticos tradicionales, que lo
único que han llegado a hacer es lo mismo de siempre. A este tipo de personajes les caería bien una repasada al concepto de coherencia.
Es válido aclarar que sería una irresponsabilidad de mi parte no reconocer a quienes si han mantenido sus posturas a lo largo del tiempo. A pesar de estar en orillas ideológicas y políticas distintas, hay que reconocerlo. Tal como le dije a un periodista que me llamó a preguntarme por la situación política del departamento: “A la fecha, sobran nombres y faltan ideas”. Aunque haya excepciones muy marcadas, este nuevo ‘sonajero político’ está cargado de nombres con respaldos políticos fuertes, pero que a la final son solo eso, otros en cambio, buscan postular su nombre cada cuatro años y, al final, - misteriosamente – terminan declinando y apoyando
a otro candidato o candidata. Existe una necesidad clara que escuchar a quienes deciden quien queda y quien no, esa necesidad debe ir enfocada a tratar de construir propuestas solidas que afecten positivamente el municipio, el departamento, la región y, en últimas, el país. Se necesita escuchar y vincular a quienes siempre han estado apartados, a quienes, por culpa de esas malas prácticas, creen que hacer política es solo llegar a prometer y no cumplir; que solo deben decirle ‘docto’ al postulado y este debe responder un saludo insípido para luego mandar mercaditos y regalos; y hacerle ver a la gente que esa es su única
responsabilidad. La moraleja del año político 2022 fue que la manera de hacer política cambió. Es hora de empezar a renovar los espacios con caras nuevas, ideas innovadoras y soluciones pertinentes. Además de esos nombres – varios queriendo repetir – y, algunos con escuetas ideas, necesitamos capacidad de gestión, que, por lo visto en Sabanalarga, ha faltado desde el 1 de enero de 2020.

Imagen del Artículo 7

Corralejas no, cultura si

¿Sabías que el 20 de enero en 1980 hubo una tragedia por la caída de unas corralejas en Sincelejo? Fueron más de 400 muertos, según reseñan los medios.
Hablar de ‘corraleja’, para muchos, es hablar de cultura, de historia, de tradición, de fiestas y, en algunas ocasiones, es hablar de la costa colombiana, pero, para otros más, al hablar de estas fiestas en sinónimo de barbarie, muerte y dolor. No solo para quienes entran a ‘torear’ o hacer marimondas para llamar la atención al toro, sino también para los animales que están dentro, como los caballos que cargan a jinetes expertos en colocar ¿banderillas?
¿Por qué se habla de historia cuando mencionan la palabra ‘corraleja’? Bueno, según algunos historiadores y conocedores del tema, esto se introdujo principalmente, en la costa norte colombiana, cuando los españoles ingresaron ganados por Cartagena y nacieron las primeras haciendas ganaderas en las sábanas de la costa. Al principio no era una festividad como tal, sino que, en el diario de tareas de quienes se dedicaban a la ganadería o dicho de una mejor forma, los peones, fueron haciendo de esas tareas diarias, como herrar, descornar o curar, unas atracciones para sus patrones, los invitados de los patrones y el público en general, convirtiéndola así en una fiesta.


El 3 de octubre de 1845, en Sincelejo, se realizaron las primeras fiestas en corralejas en honor al patrono de esta ciudad, San Francisco de Asís. Posteriormente fueron trasladadas para el 20 de enero, tal como hoy la conocemos. Al principio les comentamos que en unas fiestas del 20 de enero en Sincelejo ocurrió una tragedia y si, si sucedió. En medio de estas celebraciones para ese año, la construcción en madera cedió ante el peso de la gente que estaba presenciando el acto taurino. Según relata el medio ABC, quien para ese entonces publicó una nota sobre el hecho: “Aquellos que ocupaban las zonas sin techar, corrieron a resguardarse en las zonas cubiertas, «sobrecargándose de peso». Y continúa la crónica: «Como, además, había llovido por la mañana, las tablas ya no aguantaron más y cedieron, arrastrando numerosos graderíos, con su abigarrada masa humana». A partir de entonces, se vivieron momentos aterradores: «El coso se convirtió en un infierno, con gritos desgarradores de personas atrapadas entre los maderos y los gemidos de impotencia de los que eran pisoteados por una marabunta humana que huía enloquecida no solo de la tragedia, sino también de los cuarenta astados que, asustados por el estrépito, corrían de un lado para otro corneando a diestro y siniestro»”

Este año sucedió algo similar, en donde cuatro personas murieron y más de 300 resultaron heridas cuando parte de la construcción se derrumbó durante la celebración de una corraleja en el municipio de El Espinal, Tolima. Después de este hecho, el debate en torno a estas festividades ha tomado gran relevancia nacional, los que si apoyan versus los que no. Tanto así que, el entonces candidato presidencial y hoy presidente, en medio de su campaña dijo que no habría más corralejas en el país y, al empezar su mandato, lo ratificó, pero hay algunas comunidades que han llegado a protestar para que se realicen las corralejas, si, en serio que así pasó y fue en Bayunca, en el departamento de Bolívar.


Alrededor de estas fiestas, existen muchas muestras culturales que resaltar. Por tradición, las corralejas son acompañadas por bandas o bandas de viento o como le dicen por ahí ‘las papayeras’ (No sé por qué les dicen así, se las debo), hay festivales gastronómicos, conciertos, bailes y un sin número de actos. Recuerdo, que, de niño, en medio de estas fiestas, iba a la plaza a ver los ‘nuevos’ juegos que traían los foráneos y me encantaba comer los famosos muslitos de pollo. Obvio, siempre supe que no eran de pollo, era por la forma, por su figura. Obvio.

Hace días, en Sabanalarga se celebraron las fiestas patronales, pero esta vez, sin corralejas. Según he podido escuchar por la comunidad, los actos como el festival gastronómico, las alboradas por distintos sectores, el mercado campesino; conciertos, como el que se dio en la Villa Olímpica y el ‘Festi Pick-Up’; e incluso, el reinado; fueron positivos, bacanos. Algunos se atrevieron a pedir a la administración que institucionalice estos actos. Algo que, en lo personal, me parece una muy buena idea y, para la opinión pública a nivel nacional, también fue algo de resaltar.

Los sitios que usaron fueron la cuasi villa Olímpica, porque está a medias; y el coliseo de ferias, el cual, por lo que se ha visto, solo era utilizado unos días al año para una feria ganadera y otros días para hacer el examen médico por parte del Ejercito nacional a los futuros bachilleres.

En resumidas cuentas, esta vez, las fiestas patronales en Sabanalarga, tuvieron ese balance positivo real que se quisiera escuchar, no el que decían por las calles en donde su fuente validadora era el número de heridos por los toros de la tarde y decían que ‘esas corralejas si están o estuvieron buenas’ y, cuando no había heridos, les echaban la culpa a los toros. Sabanalarga demostró que, apartando el acto de las corralejas, hay otras muestras que son rescatables a lo largo del tiempo y que estas nos pueden dar esa identificación colectiva que tanto se ha buscado. Así como en Luruaco que hay arepa de huevo, como en Baranoa el chicharrón, como en Campeche las ciruelas; Pital de Megüa con sus pasteles ¿Por qué no se puede hablar de unas festividades hechas con altura que identifique el municipio dentro de nuestra región? ¿Acaso es necesario hacer una corraleja?

Imagen del Artículo 8

Crisis saludable

‘Cada quien labra su propio destino’ es el adagio popular que siempre he escuchado cuando, en su mayoría de veces, a alguien o algo le va muy distinto a como lo había planeado. Otro que he escuchado es: ‘Pero es que hay gente peor que uno’. Es como si por dentro de nuestro ser tuviéramos ese pequeño botón que se acciona cuando queremos justificar nuestro poco éxito, o en el caso más extremo, nuestro fracaso.

Yo lo llamaría ‘Síndrome del extremo comodismo’. Nos acostumbramos a algo, sin importar que funcione bien, más o menos bien o definitivamente no funcione, y dejemos así, porque simplemente ‘hay gente en peores condiciones que uno’. Este síndrome también afecta a todas las partes de la sociedad, por ejemplo, miremos un caso:
En el 2021, por parte de la Gobernación del Atlántico, se planteó una liquidación y posterior a ello, una reestructuración de varios hospitales en el departamento para luego crear una red hospitalaria departamental, la cual garantizaría los servicios que se prestaban hasta ese entonces e incluiría otros más. Dentro de ese paquete están: Hospital Niño Jesús y CARI, de Barranquilla; Juan Domínguez Romero, de Soledad; y el Hospital Departamental de Sabanalarga (HDS), los cuales, después de dicha reestructuración se pasarían a llamar la actual ESE Universitaria del Atlántico (UNA). Para julio del 2021, en medio de una asamblea juvenil departamental en Baranoa después del paro nacional, la secretaria de salud del departamento nos comentó, a mí y a otros asistentes, la mayoría del Movimiento Estudiantil de Sabanalarga (MES), que la deuda en salud era altísima y con esa inversión que le harían, pondrían a paz y salvo todo y así sacar la salud del departamento del ‘hueco financiero’ en el que estaba; además, sostuvo que el personal al que se le debían dineros, se les iba a cancelar, aunque eso a día de hoy se ha quedado en otra promesa más sin cumplir, incluso a mí me adeudan dinero desde el 2017. Según comentó, le parecía super extraño que unos ‘pelaos’ como nosotros anduviéramos diciendo que al HDS lo iban a privatizar, que seguro alguien tenía el interés de meternos esa idea a la cabeza. Así mismo aseveró que se iba a invertir, no solo en mejorar los servicios, sino también en infraestructura. De igual forma afirmó que ‘le parecía – súper – ilógico que se prestara un servicio de hospitalización de cirugía y no se contara con laboratorio’ debido a que en ese momento estaba tercerizado ese servicio con un particular; pero lo que a mí también me parece – súper – ilógico es que se pretenda “mejorar” todo en el HDS y no se tenga en cuenta al personal humano que ayuda a que se presten los servicios.

¿Estaría de acuerdo con trabajar diariamente y que, al final de mes, le salgan con el cuento, como en meses anteriores, que no hay plata? El método de contratación preferido y que no cambió con la re-estructuración es el de Orden de Prestación de Servicios (OPS), lo cual se presta para pisotear los derechos laborales de las y los trabajadores, quienes merecen tener mejores condiciones. Lo obvio sería que si no se trabaja no se recibe pago, pero acá a pesar de trabajar tampoco reciben pago y para colmo de males, en época de elecciones les exigen votos.

La ilustre secretaria de salud ante la situación del personal de OPS dijo que ‘se abrirían nuevos procesos de selección para tener puestos de planta y que no habría ningún tipo de tercerización en ninguna área’ pero la realidad es otra: Los servicios de admisiones, recaudo, liquidación, facturación, soporte, RIPS (Registros Individuales de Prestación de Servicios de Salud), radicación de cuentas médicas y cobranza actualmente los presta una empresa privada. Lo que antes era el área de facturación del propio HDS la cual quedaba a pocos pasos de gerencia, hoy está en manos de un privado. En el mismo sentido está el personal de mantenimientos, quienes están con una empresa en bolsa de empleo. Y el personal de farmacia va para ese mismo camino, según están alertando.
Solo pensar que nos vendieron la idea de ‘mejora’ para echar casi todo – o todo – para atrás, después decir que no es viable financieramente, para al final salir – como es costumbre – entregándola a un administrador privado, da escalofríos.


A pesar de que el HDS esté funcionando – a medias –, preste servicios igual a medias o no como se debe, que al personal que está por OPS se le deban meses y meses de sueldo, que se esté literalmente cayendo a pedazos, que no haya claridad sobre los procesos de mejora estructural – o, mejor dicho, la pintura de la fachada –, que de un 100% de promesas no se hayan cumplido si al caso el 30% ¿Nos vamos a conformar con eso porque ‘hay lugares en peores condiciones que el nuestro’?
Sin importar que hubo interés de aportar por parte de varias voces nuevas en esos espacios de discusión, como el que se dio en torno al tema de reestructuración del hospital, algunas voces expertas que supuestamente ‘defendían’ este patrimonio del departamento, afirmaron que en mi caso particular, se veía como acto de campaña; a los demás jóvenes interesados en participar los catalogaron con falta de experiencia para entrar en tal discusión, y posterior a una reunión entre estos expertos con el ente encargado, cambiaron de parecer: el modelo propuesto era el mejor para ellos, porque garantizaría la existencia del hospital. ¿Por qué?


Un año ha sido suficiente para demostrar que las aparentes intenciones de mejoras no van encaminadas a proteger un bien público, sino a declararlo insostenible y darlo a administrar a quienes les interesa solamente ganar mientras el pueblo sigue enfermo. Nuestro hospital está mal, por culpa de los de siempre y, ahora, pareciera que quieren deshacerse de esa papa caliente cocinada por ellos mismos. No pueden venir con el cuento que hay hospitales que no tienen ni camillas, ni medicinas, ni personal médico, pero que, en cambio, los de esta nueva red sí. Que estamos mejor que muchos y los servicios que en estos se prestan son los mejores, porque hay otros lugares del país en donde ni abren los hospitales. No nos vengan a comparar con un campo seco y decir que estamos mejor solo porque tenemos una sola mazana, aunque antes pudimos haber tenido toneladas. ¿Es una crisis de la salud o una crisis saludable? Porque a veces solo nos conformamos con saludar las crisis de lejos y quedarnos con lo poco que nos dan.

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¿Atlántico para la gente o por su gente?

Por mi edad, no puedo decir que viví la “bonanza pesquera” que tuvo la ciénaga del guajaro en sus tiempos de oro tal como lo relatan los pescadores de esa zona del departamento, pero si puedo percatarme las marcas del tiempo en su piel y su largo trabajo que se detonan solo con mirarlos y escucharlos con una tristeza aguda ya que, ahora, no pueden salir a pescar como antes. Les toca prestar un capital – a un gota gota o cobra diario, como le llaman – e ir a comprar los pescados a la única empresa que actualmente está explotando este cuerpo de agua.

Hace un par de días, estuve visitando nuevamente los corregimientos de Aguada de Pablo y el corregimiento de Las compuertas del municipio de manatí, en donde esta situación se repite a diario, pero con un agravante mayor por estos días: La amenaza de inundación por la creciente del rio Magdalena y el canal del dique.



hace mucho tiempo. Al parecer, en el departamento, el desarrollo solo se refleja en las calles del norte de la ciudad de Barranquilla donde viven los más poderosos e influyentes de esta urbe.

A las poblaciones circunvecinas al río magdalena, el dique y la ciénaga del guajaro, no se les ha propuesto ningún tipo de solución ante la latente amenaza que respira cerca a sus cuellos. Peor aún, no se ha pensado ni mucho menos implementado medidas preventivas ante este tipo de calamidades de tipo natural.
Se le hace un llamado a la gobernadora para que preste atención al resto del departamento que ella gobierna, que, Santa Lucía, Suan, Campo de La Cruz, Manatí, Repelón y Sabanalarga también hacen parte de ese vasto terreno llamado Atlántico, en donde viven personas que su único sustento lo consiguen yendo a sus parcelas a cultivar, otros a rebuscarse con algo de capital prestado invertido en pescado – que ya no pescan – otros más haciendo carreras en sus motos o pagando algún tipo de tarifa y que sus esperanzas de crecimiento y desarrollo están completamente ahogadas por la corrupción que no permite, por ejemplo, que se terminen de construir los colegios que hace mucho tiempo se prometieron construir y que hoy son desvalijados por personas que no les duele su propia tierra y a los y las estudiantes les toca recibir clases en improvisados salones que se asemejan a los galpones donde crían gallinas para consumo.



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Todos a la alcaldía, pero ¿qué costo lo paga el pueblo?

Hace pocas semanas, por fin, las grandes mayorías olvidadas de este país pudieron elegir un presidente que viniera, como ellas, de abajo. Una campaña distinta, pero en últimas una campaña política. Personalmente diría que fue un juego de ajedrez muy bien jugado. Después de este suceso histórico, se plantean otras partidas: Las locales. En donde los jugadores deben empezar a moverse de la mejor manera, pero lo que me llama la atención es que se está personalizando todo tipo de expectativas en juego y no se está pensando en crear un proyecto aterrizado a las necesidades que pide y exige nuestro municipio, si lo queremos aterrizar aún más.

Más allá de los personajes que han salido al debate público a ver si son o no candidatos, surgen muchas dudas, enumero algunas: ¿Cómo se están pensando una posible administración en beneficio del municipio y a favor del pueblo, de sus gentes? ¿De verdad conocen lo que Sabanalarga necesita para poder llevarla por un mejor camino? ¿Dentro de ese camino están incluyendo a los sectores históricamente olvidados y marginados? ¿Bajo qué premisas se está pensando un nuevo camino hacía mejor la calidad de vida? ¿Dónde queda la juventud? ¿Cuál será su rol? ¿Han pensado en mejorar de verdad la educación y llevarla a los lugares más apartados? ¿Y la salud? ¿Qué hacemos con la salud pública? ¿De verdad están mirando más allá de unos simples cuatro años? ¿Cómo nos ven a nivel departamental y como nos verían más adelante? ¿En temas de empleo qué podemos hacer?

Si sigo, no podríamos continuar de tantas dudas que a diario surgen con cada nombre que sale a flote.

Las condiciones actuales exigen que haya debates en torno a nuevas ideas que puedan ayudar a mejorar la situación actual. Nosotros, los ciudadanos y ciudadanas, debemos de analizar mejor, ser más exigentes y no dejarnos llevar por cosas sin sentido y huecas que no tengan un proceso sólido y pensado en mejorar la calidad de vida de las y los sabanalargueros. Es hora de llevar la política hacia los caminos en donde se pueda progresar juntos y juntas << Nótese que se habla en plural>>.

El país está en medio de un proceso de re-evolución y, a pesar de estar alejados geográficamente de la capital, no podemos ser indiferentes políticamente de estos procesos que se están dando.

Tomémonos un café y construyamos procesos en beneficio de quienes habitan los territorios.

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No somos los que simplemente cargan ladrillos

Colombia está atravesando un momento histórico por cualquier lado que se le mire: ha venido recuperándose a paso lento, pero firme con una economía golpeada duramente por el coronavirus que lucha día a día por encaminarse en una aparente normalidad. Por otro lado, desde el pasado año 2019, también se ha visto como la inconformidad por distintas situaciones que ha generado el gobierno de turno – y los demás gobiernos que son la copia calcada – lo que ha generado un estallido social en el presente año, que muy pocas veces se ha visto en el país. Pero ¿Qué se logró con eso? Así por encima contesto la pregunta con varias afirmaciones claras, que, a simple vista, se nota: Se tumbó la reforma tributaria versión 2021, se implementó la gratuidad para las y los estudiantes de universidades publicas en el país.



Según distintas páginas y portales especializados en economía, afirman que el paro nacional tuvo un costo mayor a 6.2 billones de pesos; hubo desmanes por toda la ciudad, literalmente, el pueblo enfrentado con el pueblo. – policía versus comunidad indignada, en su mayoría jóvenes – otros portales también hablan sobre lo importante e histórico que fue el paro nacional que se inauguro con movilizaciones en muchas ciudades y municipios del país: “El pliego de peticiones de emergencia que presentó el Comité Nacional del Paro ante el Ejecutivo reunió reclamos de carácter coyuntural e histórico.” (…) “Por sus resultados, y al compararlo con otras protestas sociales en la historia, se revela la magnitud que ha tenido la movilización de 2021 en Colombia.” (…) “El Paro Cívico Nacional de 1977 fue la gran jornada de la segunda mitad del siglo XX, la primera fue sin duda el Bogotazo (1948). Este paro fue muy grande, pero duró dos días en Bogotá y un día en la mayor parte del territorio. Hubo 19 muertos en la capital y dos o tres en el resto del país, comparado con el paro actual fue bastante pacífico” dijo a la Agencia Anadolu Mauricio Archila Neira, profesor de la Universidad Nacional de Colombia e investigador del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). (…) “En 2011 tuvimos a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) que logró derrotar un proyecto de ley del Gobierno de Juan Manuel Santos que pretendía modificar la regulación del sistema de educación pública. Ese fue un movimiento bastante exitoso, básicamente estudiantil, pero contó con mucho apoyo ciudadano. En 2013 hubo un paro agrario y comenzó a verse algo de lo que estamos viendo recientemente. Hubo bloqueos en algunas vías, aunque no de carácter permanente”. Sin lugar a duda, el paro nacional del 2021 fue grande. Solo por catalogarlo con un adjetivo con el cual me pueda dar a entender fácilmente.


Pero ¿A qué costo? ¿Cuál fue el costo real?


Lastimosamente esas dos preguntas se contestan con lo mismo: Sangre.


Si, la sangre corrió por las calles de Colombia. Todo esto mostró la desconexión que existe entre quienes gobiernan y la ciudadanía. Gentes gritando en las calles para que no haya más corrupción, no roben, no maten, no más impuestos y la respuesta del gobierno fue represión, lo que trajo fue un conflicto interno que dejó heridos y, lo peor, muertos. La juventud colombiana tomó la rebeldía que hay dentro para alzar la voz y el resto de la ciudadanía, grandes líderes e incluso políticos, resaltaron la valentía que tuvo la juventud para levantarse.


Luego de la movilización siguió un actuar político – aunque no se quiera – de quienes participaron de esta. Proponer alternativas para solucionar lo que motivó salir a las calles. Da la casualidad de que para el próximo año hay elecciones a congreso y presidencia. Los grupos que, durante el paro, colocaron su voz y sangre para cambiar la realidad del país, han propuesto candidaturas para ocupar cargos en el senado y cámara con el fin de dar los debates sobre lo fundamental, lo vivido y lo real que no se percibe en las oficinas desde estamentos importantes, en donde, históricamente, han pisoteado al pueblo colombiano gobernando solo para los intereses de unos pocos y olvidando la gran mayoría que está en las calles luchando por no quedar atrás en la sociedad o porque una bala perdida no los mate. La meta de la mayoría de los grupos juveniles del país es ocupar cargos relevantes para poder conseguir un cambio real, no migajas. Sin embargo, se ha visto como las personas que alentaban a la juventud en general a salir y expresarse, proponer, debatir, argumentar, hoy en día, les están diciendo que no pueden tener espacio dentro de las discusiones políticas del país.



¿De qué sirve alentar a la juventud, mujeres, representantes estudiantiles, lideres y lideresas de territorios alejados de las grandes urbes, comunidad LGBTIQ+, a que se revelen por las injusticias, si cuando estos sectores proponen tomar las riendas del asunto político se les dice que no, que eso no es para ellos y solo les dan contentillos supremamente pequeños, irrelevantes y vacíos en esencia para idear soluciones? ¿De qué sirve un discurso supuestamente incluyente cuando por debajo de mesa se siguen haciendo las mismas practicas para dejar por fuera a estos sectores que históricamente son quienes han dado la batalla? ¿De qué inclusión es la hablan?
Recuerdo claramente cuando, en una mesa de participación en la gobernación del Atlántico, le dije al gobierno: “Que se tenga en cuenta la juventud. Que no sea solamente cada cuatro años que vuelvan a mirar hacia atrás y decir: ¡Ah ahí están los ‘pelaos’! ¡Estos sin son los verracos!” Agrego hoy: No somos los que simplemente cargan ladrillos, la juventud esta preparada para dirigir la construcción. Nadie está detrás ordenando qué decir o como actuar, es la misma juventud que ha deliberado, ha debatido, ha propuesto y está dispuesta a seguir en el camino luchando desde otro lado.

Queremos ser tenidos en cuenta realmente, no queremos más contentillos de nadie. Es la juventud que se ha levantado por su propia cuenta. La juventud no quiere ser más la carne que recibe las balas. .

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La internacionalización de la economía colombiana, un fracaso

Debido a recientes cambios en la sociedad en general por la pandemia naciente a finales del año 2019, la economía mundial se ha visto obligada a reinventar – como muchas otras cosas – para poder seguir a flote. Economías solidas de potencias mundiales debilitadas a tal punto que la obligación ha sido tomar medidas, un tanto desesperadas, con tal de poder mantener su economía en óptimas condiciones. Tal es el caso de Estados Unidos, quien recientemente ordenó la impresión de más billetes para poder mitigar los efectos de la pandemia a su territorio. Pero dicha acción tiene efectos directos a la economía local como la de Colombia, quien, además de tener una deuda externa de miles de millones de dólares y la cual se podría renegociar con unas tasas de interés más baratas, así como lo dice Adam Smith: “A medida que la cantidad de caudal para ser prestado aumenta, ese interés, es decir, el precio que tiene que pagarse para su empleo disminuye necesariamente, no solo por las causas generales que hacen que el precio disminuya comúnmente a media que su cantidad aumenta, sino por otras que son especiales en este caso particular. A medida que aumentan los capitales de un país, disminuyen necesariamente los beneficios que pueden obtenerse empleándolos” y, adicionalmente, también dependen en su gran mayoría a las exportaciones que se cotizan en esa moneda, las cuales, con un precio más barato del dólar, se pueden vender más caras. Hoy en día, el dólar, ha ido en caída libre y según expertos, se mantendrá así durante este año 2021. Pero ¿Por qué una medida que se toma en otro país tiene distintas consecuencias en Colombia? Simple: por la globalización en que estamos inmersos y de la cual, Estados Unidos, es el país que lleva la bandera.

Para poder entender el efecto de la globalización en nuestro territorio, debemos saber con claridad qué condujo a cierto fenómeno mundial, puesto que antes no se veía, y esto nace con el cambio de modelo de producción que se remonta entre los siglos XIII y XV, en donde, se pasó de un modelo feudal a un modelo ‘innovador’, en dicha época, se amplió la producción mercantil simple que existía, es decir, la producción mercantil para el cambio, pero dicha producción se basaba en la propiedad privada de los medios de producción y trabajo personal. Entre los productores de mercancías se libraba una encarnizada lucha de competencias, que originaba la diferenciación en pobres y ricos en la ciudad y en el campo. Al ampliarse el mercado, los productores más o menos grandes pasaron a contratar más y más campesinos y artesanos arruinados. Así fueron plasmándose las relaciones capitalistas en las entrañas del feudalismo, abriéndole así las puertas a un modelo de producción que, con el pasar de los años, se implantaría en todo el mundo.

Sin embargo, la historia económica del continente latinoamericano estaría marcada por la implementación de las instituciones de la mita y la encomienda durante la era de la conquista, era un sistema socioeconómico español el cual consistía en el que los colonizadores explotaban el trabajo de los pueblos indígenas poniéndolos en deuda perpetua. Desde la vista del colonizador, los nativos les debían trabajo a cambio de ser salvados a través del cristianismo, aprender el idioma español y recibir protección de los enemigos. Estas dos figuras facultaban a los colonos la recaudación del impuesto para la corona y la obligación de evangelizar a los indígenas a cambio de la explotación de estas poblaciones para su propio beneficio. Así la historia económica de Colombia fue atada durante siglos al feudalismo.



Luego, al momento de declararse la independencia del imperio español y durante el siglo XIX, la Nueva Granada presentaba rasgos muy sólidos con el feudalismo a la española, cuya principal unidad fue la Hacienda. Como consecuencia de la mita y la encomienda, aparece un grupo social que acapara la tierra y otro condenado a trabajarla en beneficio del primero. Esta configuración de la tierra permanece después de la independencia, dando espacio para la aparición de un modelo capitalista en tierras colombianas. Aunque durante el siglo XIX primó la exportación de oro a de manera constante, el capitalismo colombiano habría de despegar a inicios del siglo XX con la llegada del café a los mercados internacionales. Aparecen fincas de pequeños propietarios que exportan sus granos y obtienen un ingreso monetario con el cual adquieren bienes de consumo. Así toma forma algo que se puede llamar mercado nacional.



Por otro lado, a pesar del auge de las exportaciones de café a distintos lugares del mundo, internamente se desató una guerra entre campesinos colonos y los señores terratenientes por los predios que recién se ocupaban. Aparecen los grupos armados ilegales – guerrillas y paramilitares – que a lo sumo son la representación de los actores anteriormente mencionados, los cuales, buscan dar solución a sus problemáticas, pero tal conflicto originaría un problema que invertiría a largo plazo las proporciones de la población rural y urbana en Colombia, siendo desde 1950 la mayor concentración en las ciudades debido al desplazamiento de las personas que quedaron en medio del conflicto. Los conflictos originados por el narcotráfico y la guerrilla contra paramilitares no harían más que acrecentar esta tendencia.

Por otra parte, a nivel mundial se venía dando un fenómeno que pretendía o pretende defender el sistema capitalista: El neoliberalismo. Este fue definido por primera vez en 1938, por el economista alemán Alexander Rüstow. Así, a través del liberalismo, dicho economista buscaba el hallazgo de una estrategia que permitiese encontrar nuevas vías entre el liberalismo y la planificación económica por parte del Estado. Si bien es cierto, Rüstow no fue el primero en mencionar la palabra. Es decir, fue el primero en definirla, pero el concepto ya había sido mencionado anteriormente por Max Adler en 1922 con relación a una crítica hacia Ludwig von Mises.



Entre los principios del neoliberalismo destacan partes del ideario liberal, es decir, existe una gran similitud entre las principales ideas del neoliberalismo y liberalismo:


- Libertad absoluta.
- Defensa de la propiedad privada.
- Predominio pleno del mercado.
- Individualismo.
- Libre mercado.
- Orden político.
- Peso mínimo del Estado


Valga la aclaración que el movimiento liberal rechaza la existencia de corrientes como el neoliberalismo, pues considera que no defiende nada que ya no esté defendiendo el propio liberalismo. Es por esto por lo que no existe una definición consensuada sobre lo que es neoliberalismo, pero se podría decir que es una corriente de pensamiento económico, político y social que se caracteriza por la implementación del sistema de precios libre, el emprendimiento, la libertad de asociación y contractual, así como un Estado fuerte e imparcial.


Pero no fue sino hasta la presidencia de Virgilio Barco en donde se fue preparando un terreno ‘fértil’ para la implementación de un modelo neoliberal en el país, hasta llegar al periodo presidencial de César Gaviria en donde se hablaría plenamente del tema y en donde se le daría lugar a una de las más profundas reformas del siglo XX en Colombia. La internacionalización de la economía colombiana fue la manera como se catalogó el cambio. Gaviria embarcó a Colombia en el modelo de apertura bajo un esquema gradual para eliminar las barreras al comercio internacional, pero para presionar la implementación que había sido planeada para cuatro años, algunos empresarios frenaron sus importaciones a la espera de que los aranceles llegaran a ceros, como respuesta, Gaviria aceleraría el proceso y el 27 de agosto de 1991 se abrieron todas las puertas que cerraban el comercio exterior, trayendo consigo, todo un proceso de globalización al país.



Sin embargo, la creciente tasa de desempleo es definitivamente el principal lunar del modelo en sus doce años de vigencia. A fin de 1990 se lo estimó en el 10.6% y a finales del 2001 casi se duplicó al alcanzar una tasa del 20.3%. En lo que se puede anotar un hit es en la lucha contra la inflación pues en 1990 ascendía a 32.3% y 11 años después a finales de 2001 registro un histórico 7.65%. Otra cosa será revisar el precio pagado por la sociedad colombiana. Las cifras anteriores inducen a pensar en una especie de relación inversa entre la tasa de desempleo y la de inflación, al estilo de una curva de Phillips – La curva de Phillips es un principio de la teoría económica que establece una relación inversa entre la inflación y el desempleo de un país. Se trata de uno de los tantos vínculos establecidos entre las perspectivas económica y monetaria de la economía – Adicionalmente, en relación con el comercio exterior se presentaron problemas como la revaluación de la moneda colombiana, pero definitivamente se les imprimió dinamismo a las transacciones internacionales.



Durante el pasar de los años, con la puesta en marcha de esta política publica se han visto sus defensores como detractores, pero ciertamente como anota Eduardo Sarmiento Palacio: “Las teorías clásicas que sirvieron para justificar la Apertura predicen que la liberación del comercio conduce a un equilibrio en la balanza de pagos. Así mismo, la Teoría del Banco Central Autónomo considera que las políticas restrictivas aseguran la estabilidad financiera y cambiaria sin alterar la actividad productiva y el empleo”. Pero Sarmiento argumenta también que ambos principios fueron controvertidos en los primeros 10 años – 1990 a 2000 – a lo largo y ancho de Latinoamérica y su incumplimiento dejó sin base el modelo único. En consecuencia, el denominador común durante este tiempo, desde la implementación hasta la actualidad ha sido:

a) El deterioro de la distribución del ingreso.
b) El aumento de la pobreza, y
c) El agravamiento del desempleo.


Dichas políticas publicas adoptadas y aplicadas, fueron audaces, si, pero si se tiene en cuenta que fue el inicio de una revolución económica y social, sin embargo, solo fue pensada desde arriba. No se tuvo en cuenta la situación real del resto de colombianos, de los cuales, una gran parte están sumidos en la pobreza. A juicio de Jorge Child “el neoliberalismo ha hecho una relectura del liberalismo clásico sin tener en cuenta la estructura monopólica e internacional del capitalismo de nuestro tiempo”. Lo anterior explica, qué “el neoliberalismo no es más que la implementación de viejas estrategias económicas a las nuevas condiciones del desarrollo sin tener en cuenta sus avances en materia de industrialización y nos presentan este modelo como ‘alternativo’, donde la equidad y la justicia social interactúan en función del trabajador, pero para que sea más productivo, más efectivo, con la menor inversión posible de capital.”



De hecho, la concepción errónea de que liberalización es sinónimo de democratización ha quedado desvirtuada en el hecho de que existen países en los cuales se han implementado las nuevas medidas económicas bajo regímenes dictatoriales, como se ha visto con el caso del país de chile. Y la democratización de la economía, ha significado oportunidad para quienes manejan los grandes capitales y pobreza para quienes carecen de recursos económicos para la sobrevivencia o no tiene empleos estables.


En definitiva, podemos afirmar, que, debido a las políticas públicas adoptas en el país, muchos sectores de la economía, que a pesar de las medias, no se han podido robustecer, un caso en concreto es el sector de la agricultura, que debido a la abundante oferta de productos importados, se han obligado – más por necesidad – a vender a un precio igual o menor que el costo, o como pasa en los Montes de María en la época de cosecha del maíz, donde prefieren dejar que el producto se dañe y no cosecharlo, porque les sale más caro pagar mano de obra para la cosecha que venderlos en distintas plazas.



Sumado a esto, los índices de violencia siguen manteniendo su tendencia al alza. Diariamente asesinan líderes sociales, excombatientes de las guerrillas o personas del común que exigían las tierras que alguna vez les fueron arrebatadas por parte de la guerrilla y/o paramilitares, pero lo único que encuentran es la muerte. “Son 73 el número de víctimas de masacres, asesinatos de líderes sociales y excombatientes de las Farc en Colombia en lo que va corrido del año. Según el Observatorio de Conflictos, Paz y Derechos Humanos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), 42 personas perdieron la vida en las 12 masacres que han ocurrido en el país; además, han sido asesinados 22 defensores de derechos humanos y 9 exguerrilleros.”


Adicionalmente, el desempleo en Colombia ha ido creciendo a una velocidad avanzada, dejando así a millones de ‘desocupados’ en el país que prefieren inclinarse por el camino de la informalidad para tratar de sobrevivir. “La tasa de desempleo en Colombia se ubicó en 15,9% en 2020, lo que significa un aumento de 5,4 puntos porcentuales más frente al 10,5 % de 2019, informó este viernes el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Por su parte, este indicador para las 13 principales ciudades del país fue de 18,2%.”


Vemos también las cifras de familias pobres suben también año tras año, creando así el escenario perfecto para vivir en un ambiente violento, sumándole la novedad que tuvo el mundo con la pandemia del coronavirus, la cual acrecentó más la problemática. Según Jairo Núñez, investigador de Fedesarrollo, anotó que la proyección de los índices de pobreza incrementarían drásticamente por la enfermedad en un artículo publicado en la revista semana en julio del 2020: “Antes de la crisis del coronavirus teníamos una pobreza del 26,9% de la población, pero la pandemia va a incrementar el indicador debido a su impacto en los ingresos y el empleo (…) De acuerdo con el estudio realizado por el investigador de Fedesarrollo, el efecto de la pandemia elevará la pobreza en Colombia al 42,7% de la población en 2020, pero las ayudas sociales que ha entregado el Gobierno como Familias en Acción o el Ingreso Solidario, hacen que el indicador se reduzca al 38%.” La duda que surge ante dicha afirmación es ¿Verdaderamente los auxilios que ha dado el gobierno han sido lo suficiente para poder vivir dignamente en Colombia? Teniendo en cuenta la cifra que determina si es pobre o no, se podría afirmar que sí, ya que “Según los estándares internacionales, y teniendo en cuenta que la composición de los hogares promedio en Colombia es de 3,6 personas, un colombiano es pobre cuando tiene ingresos inferiores a los $272.000 mensuales. En términos de hogares, un hogar es pobre cuando hay más de tres personas en él y los ingresos mensuales de todos son inferiores a los $980.000.”, pero la realidad es otra y los ejemplos son incontables. Es ahí donde se evidencia una no armonía entre quienes administran el país y quienes lo viven de verdad, porque las medidas adoptadas, en su gran mayoría, han beneficiado solo a unos pocos, dejando al resto a la espera de una mejor calidad de vida.


Es válido entonces afirmar que la entrada del modelo neoliberal al territorio trajo consigo una globalización para la cual no se estaba preparado, pero que, por pedido de los más grandes empresarios, fue traída bajo la premisa de ser la solución. Una economía débil como la colombiana, no tiene el musculo para hacerle frente y poder competir con la oferta de productos internacionales que entran diariamente al país.

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